jueves, 19 de junio de 2014

Uruguay 2-1 Inglaterra: El Diamante de Tabárez


   El regreso de Luis Suárez, la roja a Maxi Pereira y la lesión de Diego Lugano aseguraban al menos tres cambios del Maestro Tabárez respecto a la debacle ante Costa Rica. Siendo esas tres meras modificaciones hombre por hombre, el cuarto cambio (tiró a Stuani y subió a Lodeiro) modificó tácticamente a Uruguay y formó un 'diamante' en su medio campo.

La Celeste es la primera escuadra que utiliza en Brasil esta formación enterrada por años y años de 4-4-2, 4-3-3 y 4-2-3-1. ¿Qué es eso que hace tan distinto al 'diamante' de otras formaciones? Ciertamente no es el uso del enganche (en el 4-2-3-1 también hay enganche, aunque nominal), sino más bien el uso de dos delanteros más tres medios ofensivos con el interior del campo como área de creación. Uruguay no podía apostarle al exterior del campo como área de creación; carece de extremos habilidosos y defensas laterales técnicos. Era el 'diamante' o la nada.

El 'diamante' entró en desuso porque en realidad el interior del campo es la zona que se copa más fácilmente y por tanto requiere un tipo de jugador, el enganche clásico, de los que nace uno en un millón cada cincuenta años. El 4-2-3-1 usa enganche nominal, pero se juega a la segura porque adelante del diez sólo hay un delantero y en el peor de los casos sólo son dos los jugadores que no participan del sacrificio defensivo. En el 'diamante', en cambio, teóricamente son tres los jugadores que no participan del sacrificio defensivo; un lujo innecesario en el fútbol moderno.

Si entonces Uruguay iba a emplear el diamante, Tabárez debía formar con dos delanteros y un enganche dispuestos a jugar con las caras sucias. Esos son Suárez, Cavani y Nico Lodeiro (quien le ganó el pulso a Gastón Ramírez, un diez algo más elegante). El primer gol de Suárez es en realidad un gol típico de 'diamante': tres uruguayos exhiben la falta de velocidad de seis ingleses corriendo en dirección hacia su propia portería.

 


En el fútbol 3 no es menos que 6. Escapa a las matemáticas. La velocidad, la técnica y la picardía charrúa desnudaron lo que teóricamente era una defensa bien parada y desnudaron también, quizás, que la contención Henderson-Gerrard no es la más apropiada si Egidio Arévalo Ríos puede él solo del otro lado hacer bien el trabajo de ambos.

El grupo D es lejos el más apasionante del mundial y cada uno de sus partidos deja una lección táctica para la posteridad. La última fecha entregará un Italia-Uruguay, Prandelli-Tabárez, que seguramente dejará satisfechos a todos porque ni Uruguay está clasificado ni Italia ganando mañana a Costa Rica lo estará.

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