jueves, 28 de mayo de 2015

La decadencia de la FIFA vista desde Fukuyama

César Martínez 

  Por todo lo declarado ayer por funcionarios de alto perfil del FBI, del Departamento de Justicia y del Servicio de Rentas Internas (IRS por sus siglas en inglés) del Gobierno de Estados Unidos sobre mantener limpia la práctica del fútbol en países en vías de desarrollo y defender el carácter igualitario de este deporte alrededor del globo, lo cierto es que los 14 acusados (nueve dignatarios de la FIFA más cinco ejecutivos de corporaciones comerciales) llevan ante sí evidencia inculpatoria de haber roto la ley en Estados Unidos: no de haberlo hecho en los países en vías de desarrollo ni alrededor del globo, sino pura y exclusivamente en Estados Unidos.

Aunque desde luego la presencia de la Fiscal General de EEUU, Loretta Lynch, dotó de altura al asunto porque fue ella quien presentó las acusaciones más graves sobre corrupción y asociación delictuosa que conllevan penas individuales de hasta 20 años de cárcel, fueron las palabras del jefe del IRS, Richard Weber, las que nos dan las pistas acerca de cómo se descubrió este esquema de peores prácticas al interior de FIFA, Concacaf y Conmebol. Cuando tomó el micrófono, Weber citó los once millones de dólares no declarados al fisco en ingresos personales de Charles ‘Chuck’ Blazer, quien desde 2013 se declaró culpable de los cargos desde el puesto de Secretario General de la Concacaf, el cual ostentó hasta 2011.  

Las autoridades estadounidenses estaban pues ante un caso simple de evasión de impuestos que por supuesto invitaba a la duda razonable a través de una inducción. Es decir, bastaba con preguntarle a Blazer lo de oficio para descubrir la parte de este iceberg que está debajo del agua: ¿Quién (o quiénes) te dio esos once millones? ¿En vista de qué funciones dentro de la Concacaf te fueron dados? ¿Por concepto de qué? ¿Con qué facturas? ¿En qué banco o en cuáles bancos?

Las respuestas a estas preguntas permiten saltar del caso sencillo de evasión fiscal a los 14 casos de corrupción y asociación delictuosa que violan las leyes en Estados Unidos. Lynch, Weber y los otros funcionarios se pasaron la conferencia de prensa haciendo hincapié en que los imputados corrompieron el mandato legítimo de la FIFA (extender la práctica del fútbol por todo el orbe) para obtener beneficios personales mediante la conspiración y/o conflicto de interés con ciertos ejecutivos comerciales para dirigir la asignación de contratos de mercadeo de los torneos organizados por las asociaciones arriba mencionadas: la Copa Oro y la Copa América. La acusación es contundente porque haberla dejado en mera corrupción pudo implicar la sola idea de uno o varios miembros malversando fondos propios de la institución: incluir el caso por asociación delictuosa nos presenta una escena más compleja y completa en la cual miembros de una asociación internacional sin fines de lucro entran en confabulación con ejecutivos de corporaciones mercantiles (sean éstas de distribución de entradas a los estadios, de posesión de derechos televisivos o de explotación publicitaria) para generar ganancias ilegítimas. Un fraude.

Terminada la presentación pública del esquema general de las 14 acusaciones, los funcionarios estadounidenses dieron paso a las preguntas de la prensa. Los periodistas más astutos cuestionaron los métodos específicos para recaudar la evidencia (¿intervención de cuentas bancarias? ¿de conversaciones telefónicas bajo el amparo de disposiciones anti-terrorismo?) y del mismo modo los funcionarios declinaron -legalmente- entrar en detalle. La conferencia fue prácticamente la exposición pública de la inducción que llevó del caso Blazer hasta los 14. El curso de los procesos de extradición en suelo suizo, y de sus apelaciones, y de los juicios en suelo estadounidense, y de sus apelaciones, dictará qué porcentaje del iceberg sondearemos.

Para lo que no hay tiempo de espera es para intentar aproximarse al proceso de descomposición política de la FIFA. Del mismo modo que el Gobierno de Estados Unidos fundamentó sus cargos más graves a partir de las pesquisas de la evasión fiscal de Blazer, esto es, a partir de una inducción apoyada en evidencia e investigación, del mismo modo se puede fundamentar el proceso de descomposición de la FIFA a partir de otra inducción basada en teoría y hechos.

En su más reciente libro, Political Order and Political Decay, el muy conocido politólogo Francis Fukuyama sugiere que cualquier orden político (él habla concretamente de estados, pero no veo el porqué no aplicarlo también a organismos internacionales) es sujeto de sufrir decadencia. Según él, la decadencia se observa cuando las tres instituciones que componen el orden político -estado de derecho, burocracia y rendición de cuentas- son incapaces de cumplir las funciones para las que fueron creadas (proteger derechos, procurar justicia, garantizar acceso equitativo a la participación política, proporcionar salud y/o bienestar económico etcétera).

¿Cuáles son los dos procesos más comunes por los que las instituciones del orden político decaen? Uno, la incapacidad de las instituciones para adaptarse a nuevos tiempos, el anquilosamiento; y dos, la 'repatrimonialización', la captura de dichas instituciones por parte de oligarcas dentro y fuera del sistema. Lo novedoso en la entrega de Fukuyama es la tesis de que un orden político moderno se alcanza secuencialmente: primero debe existir ley y ésta debe aplicarse, después debe existir burocracia autónoma en pos de la eficacia y sólo al final debe sujetarse ésta a la rendición de cuentas.

Vista así, antes de entrar en decadencia, la FIFA había alcanzado mediante un desarrollo secuencial como el propuesto por Fukuyama un orden político moderno. El poder y la soberanía de la FIFA sobre el mundo del fútbol profesional, podría argumentarse, reside esencialmente en su estatuto 68 que prohíbe explícitamente el recurso a la justicia ordinaria de cualquier país. De esto se desprende que la FIFA tiene su propia magistratura -el Comité Disciplinario- y además se adhiere al Tribunal de Arbitraje Deportivo como instancia última e inapelable de ratificación de dictámenes. La FIFA en otras palabras logró convertirse en un ente autónomo a la soberanía de los estados nacionales a través de su estatuto 68 que, de violarse por un particular, acarrea sanciones tan duras como la suspensión de federaciones nacionales -selecciones- de fases finales de la Copa del Mundo. Como un ejemplo, el ex futbolista Salvador Carmona, quien fue sancionado por dopaje positivo durante la Copa Confederaciones de Alemania 2005, varias veces declaró a los medios haber desistido de demandar a la Federación Mexicana de Fútbol vía la justicia civil por miedo a que una eventual suspensión para la Selección Mexicana del Mundial del 2006 tuviera consecuencias sobre él y su familia.

En términos políticos, la consolidación de su propio Estado de Derecho permitió a la FIFA desarrollar una burocracia eficiente, eficaz y expedita. Y con grados altísimos de autonomía, poder de negociación, respecto a intereses económicos y políticos igual o más poderosos. Hasta ayer, el mundo del fútbol seguía sus propias reglas: a Colombia en 1985 le fue retirada la organización del mundial de 1986 y en un pestañeo la FIFA había ya encontrado sede alternativa; en 2012 el futbolista brasileño Matuzalem rompió el estatuto 68 recurriendo a la Suprema Corte Federal de Suiza para echar abajo un dictamen del Comité Disciplinario y del TAS y aún así el organismo controló los daños haciendo reformas cosméticas a sus estatutos; federaciones africanas intervenidas por sus gobiernos fueron sancionadas por FIFA en su camino a diversos mundiales. Ejemplos de una burocracia autónoma, acaso también moderna, sobran.

Sin embargo las dos fuentes de decadencia política permanecieron latentes durante la 'época moderna' de la FIFA: el anquilosamiento de sus instituciones y su captura por parte de agentes de poder al interior y al exterior de su burocracia. El estatuto 68 es una especie de 'bypass' a la justicia ordinaria, pero no a la justicia penal. El estado de derecho FIFA, y por ende su extraterritorialidad a la soberanía de los estados nacionales, siempre fue susceptible de que las autoridades judiciales de un gobierno con la voluntad política y los recursos técnicos para investigar la corrupción encubierta al amparo de su mandato legítimo tomasen cartas en el asunto. Por otro lado, la 'repatrimonialización', es decir, la captura de las instituciones o formación de una oligarquía, en términos de Fukuyama, fue puesta en evidencia cuando Loretta Lynch mencionó que uno de los modus operandi más comunes en esta conspiración era el pago de sobornos por parte de los ejecutivos de ciertas corporaciones mercantiles a los nueve dignatarios FIFA señalados para asegurar contratos y, más importante todavía, marginar y excluir a corporaciones mercantiles competidoras. Por ello Lynch sugirió que la evidencia apunta a que la Copa América Centenario -a organizarse en Estados Unidos- involucra costos extralegales por 110 millones de dólares: tanto así como una tercera parte de sus costos legítimos.


Una inducción a partir de los ingresos no declarados de Chuck Blazer permitió al FBI, al Departamento de Justicia y al IRS de Estados Unidos fundamentar cargos gravísimos por asociación delictuosa, fraude y corrupción contra la FIFA. Organismo que, a partir de ahora, y desde una aproximación apoyada en la propuesta de Francis Fukuyama debe ser visto como un caso de estudio fascinante de modernidad y decadencia: cuando una burocracia logra demasiada autonomía y no está sujeta a rendir cuentas.

@CesarKickoff

lunes, 18 de mayo de 2015

What's behind the lack of Mexican goalkeepers in Europe?


   The poor goalkeeping that gave Ronaldinho's Club Querétaro the passage to semifinals in Liga Mx of course has made of Veracruz's Melitón Hernández the target of widespread and massive social media abuse. What those jokes and memes shouldn't mask, nonetheless, is the fact that those mistakes overtly seem radical symptoms of whatever keeps Mexican goalkeepers from plying their trade in Europe or from having starting spots as it's now the case of Guillermo Ochoa in Málaga.

Let us play Devil's Advocate for Melitón. Within this Liga Mx playoffs, he was the youngest Mexican goalkeeper and, in terms of top-flight experience, was truly the most rookie one too. He's 32 years old and his Mexican peers are Pachuca's Óscar Pérez, 42, Guadalajara's Luis Michel, 35, América's Moisés Muñoz, 35. Barring Federico Vilar, the non-Mexicans are the only goalkeepers still in their twenties: Argentines Nahuel Guzmán and Agustín Marchesín, and Brazilian Thiago Volpi.

Should we then scapegoat Melitón as a single poor Mexican goalkeeper when the pool of younger ones in Liga Mx is almost nonexistent, and the only one playing across the pond has a guaranteed place in the bench? Shouldn't we better see in Melitón's poor show just a radical example of the many limitations of Mexican goalkeepers?

Catching up with any youtube footage about the best of Ochoa or Jesús Corona usually means catching up with spectacular flights, the impossible made possible and terrific reactions below the bar and between the posts. But that's actually the issue to be stressed: below the bar and between the posts. Any of those footages will show Jesús Corona being tested by a desperate Brazilian side in the London Olympics, Ochoa being tested by Zlatan Ibrahimovic in front of Ajaccio's parked bus or by Brazil in front of Mexico's parked bus in Fortaleza during the last World Cup.

    


The ugly truth is that Mexican goalkeepers have come quite much used to play for teams that seat back very deep and therefore are trained to hone their abilities just below the bar and just between the posts. It's no surprise that Melitón Hernandez's best performances were the ones in which Veracruz was still struggling to avoid relegation and hence the tactics were much more conservative. That's how the Tiburones Rojos goalkeeper made the final cut inside México's roster for Copa América: by means of spectacular flights, the impossible made possible and terrific reactions.

The thing is that Mexican goalkeepers manifest clear shortcomings in various respects. One of the most eloquent metaphors for the best goalkeeping is the one that equates the best goalkeeping with the best medicine: the best medicine prevents illnesses rather than cure them. The best goalkeepers, therefore, have the capability to 'read' the flux of play, to position themselves wisely within the box, to anticipate long balls and crosses, to claim them, and most importantly, to play the ball with their feet and keep it on the ground. That's why the common currency now within football's finest includes the names of Tim Howard, Hugo Lloris and Claudio Bravo.

What lies behind the lack of Mexican goalkeepers in Europe? The answer is the development of a mainstream Mexican school of goalkeeping that teaches to be magnificent just below the bar and just between the posts just as Melitón's bad night proves.

viernes, 8 de mayo de 2015

River 1-0 Boca: nastiness, gridlock and fight


     There's simply far too much at stake in any River-Boca that those always result in nasty fights, midfield gridlock and packed defenses. These are derbies so actually impassioned on and off the pitch that it doesn't matter whether they are playing friendly summer tournaments in Mendoza or Mar del Plata, the Argentine league for mere three points, or Copa Libertadores's elimination stages: nasty fights, midfield gridlock and packed defenses always prevail.

In truth, in terms of decision-making, the ball was on River's pitch. After their lackluster group stage and their 2-0 defeat to Boca in La Bombonera at the domestic competition days ago, River Plate might have felt that the midfield diamond formation that proved effective at dismantling Boca Juniors to lift Copa Sudamericana last semester was all quite well known to play it again. The diamond used to allow River boss Marcelo Gallardo to attack with five men including the likes of Teo Gutiérrez, Rodrigo Mora, Leo Pisculichi, Carlos Sánchez and Ariel Rojas and produce some spells of beautiful combination football, but it came at expense of being narrow and having the full-backs been told not to motor forward at all.

Therefore, Gallardo reverted to a plain 4-4-2 in which gifted playmaker Pisculichi was dropped to the bench and pure destroyers Leo Ponzio and Matías Kranevitter formed the holding midfield duo. As consequence, River reinforced their flanks and were less vulnerable to quick Boca transitions, but now they were attacking with only four or maybe three individuals (Teo, Mora and Sánchez). The full-backs, as it remains a constant in Gallardo's tenure, were stationed along the centre-backs.

The Boca boss Rodolfo Arruabarrena took somehow more peculiar choices. In his 4-3-3 system, Uruguayan number ten Nicolás Lodeiro is nominally deployed on one of the wings and the other goes for more traditional wingers such as Federico Carrizo and Cristian Pavón. This makes the actual formation to resemble more a 4-4-2 with the traditional winger tracking back and Lodeiro becoming a satellite forward behind a classic target man (surprisingly, Jonathan Calleri won the number nine spot against Pablo Osvaldo). The main shortcoming of a 4-3-3 switching ambiguously into a 4-4-2 is that the midfield components need time to settle in different roles at expense of a clear structure.

Fernando Gago, in this way, endured a tough night misplacing balls under pressure from Ponzio and Kranevitter and could not spray passes sideways either as River's settled 4-4-2 protected the flanks well with Sánchez and Driussi. Lodeiro dropped between the lines but Funes Mori was more than happy coming up to dispossess him with legal (and illegal) tackles. Calleri showed little mobility. It's then fair to say that River Plate thoroughly cancelled all potential Boca threats locking both sides into midfield stalemate.

             


Apart from his preference to always keep full-backs in defensive positions, Gallardo seems faithful to the forward partnership of Teo Gutiérrez and Rodrigo Mora because neither is a classic target man and, having really decent technical skills, both can drop and work the channels well. This provides River with the attacking width lost by their stationed full-backs and poises dillemmas onto Boca's four-man defensive line: should their full-backs motor forward and leave the centre-backs exposed to one-on-one situations with Teo and Mora? or should they be stationed themselves? Both situations happened and it was extraordinary to see Teo Gutiérrez dragging Cata Díaz out of position and winning a great deal of corner kicks for River (which weren't used efficiently as Pisculichi was on the bench). When Arruabarrena realized the danger posed by Teo's mobility, he instructed his full-backs to stay on line and the match got into more gridlock.

One should credit Marcelo Gallardo for making offensive subs taking Ponzio off and bringing in attacker Gonzalo Martínez on the left wing and placing Carlos Sánchez along Kranevitter. Martínez tried to drive past Leandro Marín within the box and the Boca full-back pulled him down for the penalty kick converted by Sánchez. Minutes later, Teo Gutiérrez was sent off and River Plate will sorely miss his best man in the second leg at La Bombonera.

In all, this was a nasty fight gridlocked in the midfield in which River Plate seemed more comfortable than Boca Juniors. Gallardo appear to have more tactical alternatives than Arruabarrena and this looks like River's long awaited vendetta for that cruel elimination to Boca in penalty shootouts in Libertadores 2004.