Para ser una escuadra europea, Alemania abre muy poco el
campo. Quizá en el papel alinear una defensa formada por cuatro centrales puros
como Howedes, Hummels, Mertesacker y Boateng garantice más seguridad atrás,
pero sobre el césped sufren cuando el rival lleva la pelota a los costados de
la cancha, ahí donde la velocidad se impone a la corpulencia.
Acaso la batalla táctica no sea tan relevante para entender
este partido como sí lo es la batalla estratégica. En la Mannschaft, Müller y Götze se quedan abiertos para invitar el
juego por adentro de Kroos, Khedira y Özil; en Ghana, como se vio ante Estados
Unidos, laterales y volantes suben con audacia para crear juego desde afuera.
Si el lado derecho ghanés (Daniel Opare y Christian Atsu) ofreció ante los de Klinsmann un recital de cómo llegar a línea de fondo y cómo no se debe centrar, hoy los costados (Atsu más Harrison Afful por Opare) fueron arietes de las Estrellas
Negras para casi dar otra sorpresa mundialista.
Los siguientes dos diagramas ilustran la cantidad de centros
alzados al área rival por uno y otro equipo. Más importante aún es que ambos permiten
observar las zonas del último tercio desde donde se alzaron esos balones.
El de arriba es el diagrama de Alemania y el de abajo es el de Ghana. |
Desde luego la cantidad de centros no es el único indicador
para saber qué equipo utilizó más y mejor el ancho de la cancha, pero las zonas
del último tercio sí nos permiten saberlo (entre más cerca del banderín de córner se alce un centro más peligroso es). Alemania, descontando tiros de esquina,
centró 14 veces. Ghana, descontando tiros de esquina, centró las mismas 14
veces. Las zonas del último tercio desde
donde los africanos lanzaron sus centros, no obstante, se acercan más al
banderín de córner, signo inequívoco de que los africanos fueron más rápidos y
se acompañaron mejor por las bandas que los teutones.
Ghana al contragolpe debió ganarlo si Jordan Ayew hubiera
tomado mejores decisiones con su tremenda velocidad. El atino de Joachim Löw
con el 2-1 en contra fue ingresar a una referencia de ataque, un target man, como Miroslav Klose para
activar el movimiento de Mesut Özil. El turco-alemán es indiscutiblemente un maestro del movimiento sin balón cuando tiene por delante un nueve de área porque sabe asistir y sabe abrir espacios para los demás.
Los dos partidos de Ghana en lo que va del torneo quizá sean todavía mejores a los de Sudáfrica 2010 o de Alemania 2006. Es muy refrescante ver a una selección africana cuya organización y estrategia rompen todos esos clichés de la tele sobre África y la presunta falta de organización y estrategia.
Los dos partidos de Ghana en lo que va del torneo quizá sean todavía mejores a los de Sudáfrica 2010 o de Alemania 2006. Es muy refrescante ver a una selección africana cuya organización y estrategia rompen todos esos clichés de la tele sobre África y la presunta falta de organización y estrategia.
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