sábado, 28 de junio de 2014

Colombia 2-0 Uruguay: James Rodríguez y Andy Murray


   Desde el momento en que Marco Antonio Rodríguez pitó el final del Uruguay-Italia quedó confirmado que los de Tabárez habían logrado la más pírrica de las victorias. Ese último partido del grupo D en el desierto de Natal fue una guerra: no hubo ganadores ni vencedores, únicamente perdedores y vencidos. No sólo el legado progresista de Cesare Prandelli se extinguirá si la Federación Italiana opta por Roberto Mancini y el regreso al catenaccio a la Azzurra, sino que el injusto castigo a Suárez se llevó consigo todas las posibilidades celestes de conectar eficazmente mediocampo y ataque.

En varios sentidos, esa lucha a muerte entre uruguayos e italianos es similar a la semifinal de Wimbledon del año pasado entre Juan Martín Del Potro y Nole Djokovic. En aquella ocasión, el argentino y el serbio se mataron a raquetazos en una batalla épica sólo para que Djokovic alcanzase la final en un estado físico tan lamentable que dejó el título servido en bandeja de plata para Andy Murray. Y hoy Andy Murray se llama James Rodríguez.

Uruguay, desde lo táctico, no podía estar mejor parado sobre el Maracaná al inicio del partido. Como se aprecia en la siguiente imagen hay tres defensas centrales charrúas (José María Jiménez, Diego Godín y Martín Cáceres) cubriendo a dos delanteros (Teófilo Gutiérrez y Jáckson Martínez). Dos marcan personalmente y uno sobra.

En esta jugada Cáceres (círculo) es el que sobra. Aunque ese puesto nominalmente le correspondió a Godín.




  
Podría pensarse que Teo y Jackson harían movimientos fuera del área para descolocar a la zaga uruguaya, pero no: estaban dispuestos por Pékerman como dos nueves clásicos, de área. De este modo y al minuto 19, con ceros aún en el electrónico, podía verse a James Rodríguez (el diez nominal) retrocediendo para recoger el balón directamente de Cristian Zapata y Mario Yépez, sin pasar antes por la pareja de contención, Abel Aguilar y Carlos Sánchez. Así podría argumentarse que el colombiano, más bien, es un mediocampo poco dinámico.




Y fue entonces que Uruguay se derrumbó: Álvaro Palito Pereira despejó una pelota hacia el centro, el lugar prohibido por los libros de texto y entrenadores de fuerzas básicas. James Rodríguez la bajó con el pecho y anotó así el gol más bello en veinte años de historia de los mundiales desde aquel soberbio riflazo de Maxi Rodríguez en Alemania 2006. Para el segundo gol de Rodríguez el Palito decidió dejar libre a Juan Guillermo Cuadrado, regalarle la banda y el área. Cuando Uruguay quiso ir al frente, no había quién pudiera conectar eficazmente medio campo y ataque.

Quienes seguimos la carrera de Andy Murray sabemos que el escocés tiene muchísimo mejor tenis que el que exhibió en la histórica final de Wimbledon del año pasado. Pero se entiende que no era necesario sacar ese tenis ante un rival hecho trizas tras su choque de semifinales. Hoy la Colombia de Pékerman pateó cuatro veces al marco y embuchacó dos goles ante un rival hecho trizas. Nada más. James Rodríguez como Andy Murray.

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