En el Castelao de Fortaleza los hombres de Miguel Herrera demostraron que el fútbol es 80 ó 90 por ciento agallas, garra, valentía, personalidad,
corazón, perseverancia y tenacidad. Ese
20 ó 10 por ciento sobrante para la técnica y para la táctica, no obstante,
nos ayuda a explicarnos el porqué Memo Ochoa acabó siendo el héroe imbatido de
la tarde.
En un empate a ceros, la estadística que indica cuál equipo
atacó más y cuál menos es el número de disparos. El Tri lo intentó 13 veces por
15 del Scratch. Hasta ahí los números cuadran. Pero cuando revisamos la
cantidad de disparos con dirección a puerta encontramos que los
de Felipao exigieron a Ochoa seis
veces por sólo dos ocasiones en que Julio César puso manos a la obra. Brasil, ciertamente,
disparó más y mejor.
Los siguientes dos diagramas ayudan a comparar la naturaleza
de los disparos del Scratch con la de los del Tri. El primero es el brasileño y el segundo es el
mexicano:
Las flechas azules son los disparos a puerta y las rojas son los desviados.
Nótese la longitud de los disparos brasileños y la de los mexicanos.
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Brasil disparó más y mejor porque disparó a menor distancia.
México disparó menos y peor porque disparó a mayor distancia. Por lo tanto, el buen sabor de boca que
dejó la entrega del Tri junto a su escasa peligrosidad y la heroicidad de Ochoa
indican que la escuadra estaba mal parada.
Jugando con tres defensas centrales y dos carrileros, el Tri
estaba mal parado porque utilizó a Márquez, Moreno y Maza para marcar a un solo
hombre (Fred), mientras que Layún y Aguilar debían marcar a Ramires y a Óscar
respectivamente. Como la delantera de Brasil está formada por jugadores
inteligentes, éstos comenzaron a intercambiar posiciones para arrastrar no sólo
a José Juan Vázquez, sino también a Andrés Guardado y a Héctor Herrera. Si a
ello sumamos las incontables subidas de Dani Alves y Marcelo, entonces
tenemos a un equipo mexicano que parecía estar jugando en inferioridad numérica:
Gio y Oribe absolutamente aislados.
Quizá este diagrama lo ejemplifique mejor.
Con este esquema ante este rival, México pierde amplitud y penetración. |
Sin embargo el párrafo de arriba es teoría. Lo que observamos
sobre el césped es que la atajada más milagrosa de Ochoa surgió de un testarazo
de Neymar (volante) quien venció en el aire a Márquez (central) casi al final
del primer tiempo. Y que un rechace igualmente milagroso del Maza (central)
para evitar un cierre de Neymar surgió tras un servicio de Bernard (volante) quien
venció en carrera a Moreno (central) casi al inicio del segundo. Es decir, el dispositivo ofensivo de Brasil
funcionó en cuanto a ensanchar y estirar al dispositivo defensivo de México para
crear espacios y oportunidades de disparo a puerta.
Una actuación heroica y valiente de este calibre justamente
deja un buen sabor de boca entre propios y extraños. Pero desde lo táctico la
selección mexicana refleja el escaso tiempo de preparación con que llegó a
Brasil. Ahora a esperar a Croacia y a tomar las cosas con mucha cautela.
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