México está jugando las eliminatorias francamente mal. Al respecto se ha ofrecido este diagnóstico al cual suscribo: La Selección Mexicana está padeciendo el hexagonal porque básicamente De La Torre la diseñó para contragolpear. Así, México se bloquea cuando pasan los minutos y rivales como Estados Unidos o Jamaica permanecen encerrados en su ostra.
El que un equipo esté diseñado para contragolpear significa que su principio básico es esperar al rival (lo que por lo general quiere decir regalarle la posesión del esférico), robarle la pelota y llegar al área contraria en 2 ó 3 toques máximo. Es decir, un equipo contragolpeador es un equipo vertical.
El concepto no es malo: posiblemente en Copa Confederaciones le permitirá a México hacer partidos muy igualados ante selecciones que deberán llevar la iniciativa como Brasil jugando de local o como la nueva Italia de Prandelli. Quizá el Tri logre encuentros muy dignos, y quizá logre también algún resultado espectacular que cope los encabezados de los medios dándole a José Manuel De La Torre y a sus dirigidos ese aire fresco de confianza que urgentemente necesitan.
No obstante, jugar así es pisar al borde de un acantilado.
¿Qué quiere decir esto? Que si, jugando de esta forma, México recibe gol primero, sus posibilidades de empatar o remontar son reducidísimas. Para fines prácticos, México aún no pierde en el hexagonal porque aún no recibe gol cuando el 0-0 prevalece en el marcador. El partido de hoy en Panamá puede ser una interesante, aunque no muy placentera, prueba de laboratorio.
Es evidente que el Chepo apuesta por este estilo ya que a priori permite jugar de tú a tú con la elite del fútbol mundial. Así se confirmó tras el título de Eurocopa que la Grecia de Otto Rehhagel levantó para dejar sin palabras a propios y extraños en 2004. En dicho torneo, a partir de cuartos de final Grecia jamás recibió el primer gol y por tanto un triplete de 1-0’s frente a Francia, República Checa y Portugal permitió a los helenos dar la vuelta olímpica en Lisboa.
Tras la Euro 2004, sin embargo, la Grecia de Rehhagel se desvaneció exactamente con la misma rapidez con la que irrumpió en el panorama futbolístico. Ver un juego de Grecia en la Euro ‘08, el Mundial ’10, o la Euro ’12 significaba ver a una simple caricatura de la escuadra campeona de Rehhagel. Equipos griegos rácanos, haciendo partidos indigeribles y apelando a la suerte para anotar en balón parado. Se empecinaron tanto en practicar ese fútbol de éxito, que cuando los otros equipos aprendieron a frenarlos se transformaron en caricaturas de sí mismos.
Jugando en Jamaica el Tri también apareció como una caricatura de sí mismo haciendo un partido indigerible y apelando a la suerte como sistema de ataque. ¿El Tri del Chepo como la Grecia de Rehhagel? Sí. Por ahora sí hay parecido.
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