lunes, 3 de junio de 2013

El puente brasileño rumbo al Hexa pasa entre Paulinho y Hernanes.


Haya sido bajo el mando de Mano Menezes, o bajo las órdenes de Luiz Felipe Scolari, el Brasil que está obligado a ganar su mundial el próximo año ha sido un fiasco rotundo. Calificada automáticamente, la Verdeamarelha no ha podido ofrecer una imagen más gris de sí misma en los pocos torneos oficiales que disputó (Copa América y Olimpiadas) y en el sinnúmero de amistosos que atiborran su calendario desde 2010.

Habiendo dicho eso, el Scratch tiene todo para lograr el Hexacampeonato. Brasil se volverá peligroso si Felipao y sus muchachos se miran al espejo y aceptan sus debilidades y virtudes.

Así ocurrió en épocas del Pentacampeonato en Corea y Japón 2002. La Canarinha había padecido una tortuosa eliminatoria de Conmebol y llegaba bastante debilitada a dicho Mundial. ¿Qué hizo Scolari? Aceptar las graves carencias de juego de Brasil, consolidar el aspecto defensivo y encomendarse a la magia de Ronaldo, Ronaldinho y Rivaldo en el otro extremo de la cancha.

Hoy Brasil tiene ante sí un desafío algo similar. Claro, sin Ronaldo, Ronaldinho y Rivaldo. La delantera brasileña dispone actualmente de buenos jugadores como Hulk, Neymar y Oscar que sin embargo han sido neutralizados con efectividad en el pasado reciente. Es más, la gran diferencia entre el Brasil pentacampeón y el Brasil que quiere el Hexa está en el 9: se fue Ronaldo y ni Fred ni Leandro Damiao tienen el instinto asesino de Ó Fenómeno. Están algo lejos incluso de las mejores versiones de Adriano y Luis Fabiano.

Entonces el Brasil de hoy se abona a su calidad defensiva. Thiago Silva es indiscutiblemente el mejor central de todo el orbe, David Luiz tiene velocidad y calidad para sacar la pelota controlada de propia área, y Dani Alves y Marcelo forman una pareja de laterales con capacidad de echar a andar la máquina carioca por los costados. Sumado a ellos está el sobrio arquero Julio César; muchos aún se preguntan si Handanovic era el indicado para llenar su hueco en el Inter de Milán.

No obstante, el amistoso de ayer ante Inglaterra en la reinauguración del flamante Maracaná arrojó las grandes alternativas brasileñas de cara a Copa Confederaciones y Mundial: Paulinho y Hernanes. Ambos jugadores paulistas, uno de Corinthians y otro ex de Sao Paulo, los dos mediocampistas fueron determinantes en los dos goles del Scratch.

Desde su posición de centrocampista todoterreno en el Timao, Paulinho lleva dos años cuestionando la supremacía de Neymar como el mejor jugador del Brasileirao. Paulinho va y viene: es prácticamente omnipresente. Pero además tiene conducción, pase, ritmo y olfato para el gol. Así lo demostró ayer cuando Brasil perdía 1-2 ante los ingleses y Paulinho sorprendió internándose en el área para definir con una preciosa volea un centro de Lucas Moura y firmar el empate final.

Sobre Hernanes hay poco qué agregar. El 10 de la Lazio de Roma firma zapatazos brutales desde fuera del área jornada tras jornada en el Calcio italiano. Además de su increíble capacidad para impactar la pelota -así llegó el primer gol de Brasil ayer-, Hernanes sabe echarse atrás para construir juego al lado del medio de contención y dirigir el ritmo del partido. En el medio tiempo ante Inglaterra, Scolari sacó a la pareja de Paulinho en el centro del campo, Luiz Gustavo, a favor de Hernanes y la Verdeamarelha verdaderamente se enchufó.

La única forma en que Brasil puede aspirar a alzar su mundial es mirándose al espejo de los últimos cuatro años y aceptar que han sido un rotundo fiasco. Partiendo de ahí, su solidez defensiva y la frescura de Hernanes y Paulinho harán del Scratch un hueso durísimo de roer. El espíritu del Penta de 2002 debe ser, después de todo, el mismo espíritu que puede traer el Hexa el próximo año.

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