El Barcelona logró dejar prácticamente definida la llave a través de paciencia y cautela. Acaso sea este partido el signo de un nuevo Barça más eficaz y menos artístico. Del otro lado, Pellegrini apostó fuerte después de la expulsión de Demichelis y, entre mala fortuna y malas decisiones, su primera Champions como técnico de los skyblues casi que llegó a su final.
Ambos técnicos hicieron cambios respecto a sus alineaciones más tradicionales. El ‘Tata’ prescindió de un extremo (llámese Pedro o llámese Neymar) para ingresar a Cesc Fábregas hacia el flanco izquierdo de Sergi Busquets; Iniesta jugó por la misma banda aunque difícilmente puede decirse que fungió como extremo al conservar una posición de ‘sombra’ de Jesús Navas. El ‘Ingeniero’, por su parte, evitó el error que el Chelsea de Mourinho exhibió en la Premier (a saber: jugar con dos nueves clásicos más David Silva), y alineó al Canario como pareja de Negredo para ahorrarle al primero labores defensivas en las que ciertamente deja mucho que desear. A falta de James Milner, el chileno formó a Kolarov como volante y a Clichy como lateral en una decisión de graves, muy graves consecuencias.
¿4-4-1-1 contra 4-3-3? Como lo ilustra el reporte táctico de la Uefa que aparece abajo, es imposible hablar de formaciones porque en el caso blaugrana en particular el equipo deliberadamente estaba desbalanceado. Iniesta y Alba por izquierda buscaron contener el lado fuerte del City, el de Zabaleta y Navas, mientras Alexis y Alves intentaban cargar el lado flaco del rival: su izquierda. El Manchester City sí que lució un dibujo más simétrico.
La clave estuvo en las posturas de uno y otro club en el medio campo. Si Pellegrini se mantuvo firme en la dupla Touré-Fernandinho que en Inglaterra levanta acalorados debates sobre quién es el que ataca y quién es el que defiende, Martino dispuso de la versión más conservadora de Busquets. En el reporte de la Uefa, que refleja promedios de posición sobre el césped durante 90 minutos, los del City aparecen por delante de la línea de medio campo mientras Busquets a todas luces aparece por detrás.
El detalle no es menor: Busquets recuperó el balón con que Iniesta proyectó a Messi para la barrida de último hombre (y posterior expulsión) de Martín Demichelis. Hasta antes de quedarse en inferioridad numérica, el Manchester City jugó con una línea defensiva peligrosamente adelantada a invitación expresa de un Barça que esperó cautelosamente un contragolpe fatal.
El detalle no es menor: Busquets recuperó el balón con que Iniesta proyectó a Messi para la barrida de último hombre (y posterior expulsión) de Martín Demichelis. Hasta antes de quedarse en inferioridad numérica, el Manchester City jugó con una línea defensiva peligrosamente adelantada a invitación expresa de un Barça que esperó cautelosamente un contragolpe fatal.
Con diez, Pellegrini hizo cambios dignos de un estratega valiente jugando ante su afición. No obstante, creo que cometió un suicidio al restarle fuerza a su lado más vulnerable sacando a Kolarov y dejando sobre el terreno a Gael Clichy. Quizá el City pudo haber logrado el empate si Silva o el propio Clichy hubieran aprovechado mejor sus respectivas oportunidades frente a Valdés, pero la inyección de adrenalina a los citizens vino a expensas de abrir una autopista de cuota gratis para Daniel Alves. Tal vez Clichy y Kolarov defensivamente tengan la misma calidad, pero el francés es uno de los jugadores más apáticos que jamás haya visto en Champions League; y hoy Manuel Pellegrini corroboró el porqué la permanencia de Clichy dentro de la élite del fútbol es un enigma sin respuestas.
Levantar un 0-2 de visita en Camp Nou se antoja difícil porque el City debe salir por el juego y dejarle espacios a Lionel Messi, nada más y nada menos.
Levantar un 0-2 de visita en Camp Nou se antoja difícil porque el City debe salir por el juego y dejarle espacios a Lionel Messi, nada más y nada menos.