El diálogo entre Fantino y el periodismo futbolero mexicano siempre estuvo destinado a ser un diálogo de sordos. Desconocedor de la estructura de propiedad de equipos en México, el popular presentador argentino citó los graves problemas políticos del fútbol argentino ante comentaristas mexicanos, quienes a su vez jamás hablan de política. El asunto-Fantino nos pregunta a todos ¿debe el periodismo de fútbol saber (y hablar) de lo político?
Hace poco, hablando del 30 aniversario del gol que Maradona hizo sacándose a once ingleses, Cristian Martinoli se acordó de la narración original hecha por el relator uruguayo Víctor Hugo Morales. Sorprendentemente (por lo inusual), Martinoli también sacó al aire los choques que Morales tiene ahora con el presidente de Argentina, Mauricio Macri, los cuales, se especula, llevaron al cierre de su noticiero de radio. Fantino representaría la antítesis de Morales. Opina a favor del proyecto Macri para el fútbol argentino: retirar las inversiones hechas con dinero público durante la presidencia de Cristina Fernández que evitaron que el fútbol de aquel país quebrara. Morales, claramente, opina a favor de la ex mandataria.
Vale la pena usar un breve párrafo para hablar de un solo rasgo del 'Fútbol Para Todos' que terminó con el inicio de la administración de Macri. En lo mediático, el proyecto de Fernández hizo de las transmisiones de televisión pública la plataforma para llevarle la liga a la gente. Más aún, se producía un show , Fútbol Permitido, cuya edición, montaje y presentación era llevada por jóvenes reporteros en cancha. En cuanto a calidad, decir que era bueno es decir poco.
¿Debe pues el periodismo de fútbol saber (y hablar) de lo político? Leyendo un artículo del periodista inglés Jonathan Wilson en el portal de Sports Illustrated, sorprendió ver un comentario de un usuario en rechazo suyo por incluir su propia opinión sobre el 'Brexit'. Wilson sostenía que la eliminación de Inglaterra en la Euro contra Islandia y el voto favorable a salirse de la Unión Europea representaban algo así como una doble vergüenza. El usuario, legítimamente, respondió que su interés al entrar a un portal deportivo era informarse sobre deporte, y que encontrarse entre líneas con un comentario político representaba tener gato por liebre.
El diálogo entre Fantino y el periodismo mexicano no hubiera sido charla sorda si alguien le hubiera aclarado, por ejemplo, que Puebla y Jaguares no son clubes austeros, pues detrás suyo hay fuertes apoyos políticos. Quizá estas escuadras no salgan campeonas, pero quizá su objetivo es otro.
Aunque el consumidor de información deportiva sólo quiera deporte, el periodista futbolero está obligado a saber en qué mundo vive para decidir cómo debe informar a la gente. Así como hizo Martinoli, brevemente, al mencionar el caso de Morales sin dar su opinión ni en contra ni a favor.