Así lo aprendí yo con la República Checa de la Euro 2004.
Lo tenían todo: un poderoso nueve de área en el gigantón Jan Koller del Dortmund, un goleador veloz en aquel Milan Baros del Liverpool, un fino enganche con un cañón en la derecha en Tomás Rosicky, un todocampista en Pável Nedved y dos de los elegantes en Galasek del Ajax y el legendario Poborsky.
Eran perfectos. Como equipo, siempre atacaban, y como equipo, siempre defendían. Alcanzaron semifinales humillando primero a la Alemania del adolescente Bastian Schweinsteiger y luego a la Holanda de Ruud van Nistelrooy. Sin embargo, un martillazo del griego Charisteas los mandó de vuelta a Praga cuando casi que tocaban el cielo con las manos.
Aquellos checos encarnaban a la perfección el concepto del "caballo negro", del "tapado" (como dicen en España). Quizás esta Croacia año 2018, cuya federación está inmersa en escándalos similares a los de la federación italiana durante Alemania 2006, pueda regresarnos a aquel cálido verano de hace 14 años.
Nadie merece tocar el cielo con sus manos más que Mario Mandzukic. Quienes no vieron jugar juntos en plenitud a Koller y a Baros pueden darse una idea viéndolo a Mandzukic: poderío físico, remate preciso y sacrificio en favor de los demás. Metes a Koller y a Baros en una licuadora y el resultado es Mandzukic.
En el 3-0 a Argentina jugó adelante junto con Ante Rebic y solamente Marcelo Brozovic corrió más que él. |
A pesar de darle con sus goles su última Champions al Bayern Múnich, Mandzukic fue maltratado por Josep Guardiola, quien no paró hasta conseguir el fichaje de Robert Lewandowski. A pesar de anotar 12 goles en su primera temporada en el Atlético de Madrid, Mandzukic fue maltratado por Diego Simeone, quien no paró hasta conseguir el fichaje de Jackson Martínez.
A pesar de ser el segundo mejor goleador de la Juventus en su primera temporada (solamente por detrás de Paulo Dybala), la Vecchia Signora no escatimó y pagó 100 millones de euros para fichar a Gonzalo Higuaín, experto en golear al Cagliari, al Treviso y al Benevento.
En ese momento fue cuando Mandzukic dijo: "hasta aquí". "Si quieren que juegue en la defensa, en la defensa jugaré". Massimiliano Allegri no lo puso en la defensa, pero sí en el medio campo, como volante por izquierda. Mandzukic respondió con trabajo. Y con un golazo de chilena al Madrid en Cardiff.
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