Pese a haber alcanzado la final en Saint-Dennis, La France jamás
pudo enchufarse en su propia Euro. Rumania y Albania, dos de las escuadras más
limitadas de aquel certamen, cerca estuvieron de sacarle un par de igualadas sin goles.
Pero entonces apareció Payet...
Ese pequeño mulato francés capaz de pausar la acción ya sea en círculo central, en los extremos o en las afueras del área. El diez del Olympique marsellés combina aquellas dos erres que parecen ya incombinables en el frenesí contemporáneo de este deporte: regate y reflexión.
Ese pequeño mulato francés capaz de pausar la acción ya sea en círculo central, en los extremos o en las afueras del área. El diez del Olympique marsellés combina aquellas dos erres que parecen ya incombinables en el frenesí contemporáneo de este deporte: regate y reflexión.
Dos años después, la selección azul demostró que no ha cambiado nada.
Ante un rival cuyo sorpresivo desempeño merece un análisis aparte que habrá de dejarse para después, la escuadra de Deschamps volvió a encomendarse a aquellas
fórmulas mágicas del 4-3-3 y del falso nueve.
Son mágicas porque quien las usa parece esperar que el ataque se produzca como por arte de magia. Contra el entramado defensivo de ocho
futbolistas australianos detrás de la línea del balón, ni los desmarques de
Griezmann ni la capacidad regateadora de quienes le acompañaron por los
costados hallaron espacios con consistencia.
Porque consistencia (o "volumen de juego", como le
llaman los expertos) es lo que habría de esperarse de la riqueza de talento
individual que presume el combinado galo.
Quizás habrá mucho Fekir, habrá mucho Pogba, mucho Mbappé y mucho
Dembelé. Pero sí que falta una pizca de Payet.
En las redacciones parisinas de L'Equipe, Le Figaro o France
Football acaso alguno dirá que su seleccionador debió reconsiderar el tema Karim
Benzema puesto que el atacante madridista sabe jugar y hacer jugar saliéndose del
área. "Es que para eso ya tenemos a Antoine", otro le responderá.
Claro: una cosa es saber jugar y hacer jugar desde el
centro del ataque y otra muy distinta es saber jugar y hacer jugar desde zona
de tres cuartos. Por ello Benzema y Payet son distintos. Y por ello,
quien hace falta de verdad en esta Francia, es el diminuto Dimitri.
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