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miércoles, 30 de abril de 2014

Chelsea 1-3 Atlético: Mourinho inflexible y débil en defensa



  Una pésima lectura defensiva de José Mourinho le costó la eliminación a un Chelsea que este año no había escatimado en estacionar uno y hasta dos autobuses debajo de su arco con tal de asegurar victorias. Como nunca antes en la temporada, Mou pecó de inflexible y poco pragmático.

La equivocación original del portugués sobre el césped del Stamford Bridge fue no haber sabido lidiar con Adrián y Diego Costa como centro-delanteros. Acaso durante una década (o más), el fútbol europeo ha sido dominado por escuadras -ofensivas y defensivas indistintamente- que sólo alinean un solitario centro-delantero acompañado por extremos flanqueando sus costados en algunos casos, o por un media punta móvil en otros. ¿De qué forma marcaba pues el Chelsea a los delanteros del Atlético? ¿Mano a mano con Terry y Cahill? ¿O en dos contra uno agregando a Ashley Cole y a Branislav Ivanovic?

Lo visto durante el correr del encuentro apunta hacia la última cuestión: cuatro defensas blues marcaron en dos contra uno a un par delanteros rojiblancos. Como se aprecia en el diagrama de abajo, semejante disposición táctica arrojó una buena noticia y una mala noticia para Mourinho. La buena: Willian quedó libre de marca entre líneas (como se reflejó en el gol del 'Niño' Torres cuando el brasileño se proyecta al costado, arrastra la marca de Diego Godín liberando espacio para el ex goleador del Atleti). La mala: Filipe Luis y, sobre todo, Juanfran Torres, los defensas laterales colchoneros, quedaron libres de cobertura para sumarse al frente y agregar números al contragolpe.

Los círculos amarillos indican las zonas de marca: Godín y Miranda controlan a Torres; las medias de ambos cuadros se cancelan entre sí por igualdad numérica, pero el Chelsea en su cuadro bajo utiliza cuatro unidades para cancelar a dos, descuidando a los laterales enemigos.

Con cuatro para dos en el fondo, el Chelsea utilizó demasiadas unidades para anular a Costa y a Adrián, abriendo por lo tanto un boquete que aprovechó el jugador más valioso del encuentro: Juanfran, quien asistió con el toque final en dos de los tres goles para los del 'Cholo' Simeone. Aunque yo en un principio responsabilicé a Eden Hazard por las subidas de Juanfran, era Koke Resurrección a quien aquél verdaderamente debía marcar. De este modo, el belga estuvo abandonado a su suerte ante las equivocaciones de la dirección técnica del Chelsea.

¿Qué debió haber hecho el cuadro local entonces? Para mí, cambiar a una línea de tres retrasando a David Luiz a su posición original: tres contra dos en lugar del costosísimo cuatro contra dos en defensa. Cabe resaltar que los londinenses comenzaron a verse vulnerables desde el 1-1 de Adrián y, apenas comenzado el complemento, lo más importante era asegurar la meta de Schwarzer a riesgo de recibir un segundo, y fatal, tanto de la visita. Como finalmente ocurrió.



Mourinho, paradójicamente, alineó hasta cuatro centrales en su cuadro titular (Cahill, Terry, Ivanovic y David Luiz) y los blues en defensa fueron absolutamente un queso roquefort: no recuerdo haber visto antes a un equipo del lusitano alcanzado, remontado, y rebasado así.

Quizás ese cliché que reza que aquella escuadra que aglomera más delanteros no necesariamente es más ofensiva también aplique hacia aquellas que aglomeran defensas centrales para asegurar la defensa. Eso, para su mala fortuna, lo sabe ya José Mourinho.

viernes, 17 de mayo de 2013

Rafa Benítez ¿Un técnico con un estilo mediocre?


  Transcurrido el primer tiempo de la final de la Europa League entre Chelsea y Benfica, las conclusiones eran claras: las Águilas habían jugado mucho mejor que los Blues y si no estaban adelante en el marcador era por falta de contundencia; cuestión que podían acabar pagando caro como al final sucedió.

Como la gráfica siguiente demuestra, el Benfica decidió lanzarse a por el partido realizando 98 pases dirigidos al último tercio del campo mientras el Chelsea únicamente intentó 48 asistencias a zona de peligro. Además, los lisboetas realizaron varios de esos pases desde terreno blue. Los londinenses, por contraparte, hicieron del pelotazo desde propio campo su sistema de ataque predilecto.

(Haz click sobre la gráfica para agrandarla).
El periodista inglés Michael Cox concluyó en su análisis táctico del encuentro: Rafa Benítez corrigió la falta de ambición de su estrategia en la primera parte haciendo que para la segunda jugadores como Óscar o Ramires comenzaran a presionar la salida del Benfica. El cambio de Benítez sonaba a sentido común debido a que el cuadro portugués lanzaba al ataque a sus defensas laterales- Melgarejo y Almeida- para cubrir las internadas de Nico Gaitán y el Toto Salvio hacia el área de Petr Cech.

Sin embargo el gol que puso en ventaja al Chelsea llegó a través del pelotazo. Cech encontró a Mata y éste a su vez asistió a Torres para aprovechar su gran estado de forma y vulnerar a la adelantada defensa del Benfica con una formidable jugada personal. La calidad individual de los de Stamford Bridge, y no la estrategia dispuesta desde el banquillo, desequilibraba la balanza y colocaba la Europa League más cerca de Londres que de Lisboa. Al final, una jugada de táctica fija de último minuto permitió a John Terry subir hasta el palco de directivos de la UEFA de la Amsterdam Arena para levantar el título.

¿El ganar la final de la Europa League a través de la especulación y de la calidad individual de sus jugadores hace de Rafa Benítez un técnico con un estilo de fútbol mediocre? Si como definición de mediocridad tomamos la ofrecida por el periodista italiano Vito De Palma en sentido tal que se trata de “desaprovechar la calidad de un plantel y plantear un partido por el resultado en lugar de hacerlo por el juego”, entonces Benítez sí plantea un fútbol mediocre.

El espectacular zapatazo al poste de Frank Lampard posiblemente haya sido la única pincelada de imaginación que tuvo el Chelsea en todo el partido. Es así: si un técnico cuenta con un prodigio como Lampard en medio campo, pero elige el pelotazo directo del portero hacia el delantero como sistema de ataque (saltar líneas, eufemísticamente) entonces ese técnico desperdicia el talento de su plantel. De ahí que Lampard, en el resumen del partido, únicamente apareció gracias a ese genial disparo de precisión.

Benítez lleva ya algún tiempo practicando este estilo de fútbol tan particular. En Liverpool aún recuerdan aquel infame juego ante el Stoke City en 2010 en que, ante las bajas de Torres y Gerrard, el entrenador español decidió jugar con uno de los onces iniciales más faltos de imaginación que pudo encontrar: Kuyt y N’gog arriba sí, pero habilitó a Fabio Aurelio y a Philip Degen como acompañantes de Lucas y Mascherano dejando en la banca a Alberto Aquilani y Maxi Rodríguez. Michael Cox comentó entonces:

“Éxito sin importar el estilo está bien, estilo sin éxito es aceptable. Pero no tener ni éxito ni estilo para un club con tanta tradición como Liverpool es imperdonable, así que este horroroso partido podría ser el último en que a Benítez se le permite escoger el cuadro inicial de los reds.”

Pese a todo Rafa Benítez con Chelsea cumplió a secas. Dirigió a la escuadra de Abrámovich en la consecución de la Europa League y del cupo para la Champions del próximo año, y probablemente la hinchada blue toda estará aceptablemente satisfecha.

Tras el baño de gloria pocos repararán en el estilo de Rafa Benítez, aunque, ciertamente, se trata de uno bastante mediocre.