Una de las mejores películas que he visto en toda mi vida es sueca. En Fresas Salvajes (Smultronstället), dirigida por el legendario Ingmar Bergman, se narra el drama de un anciano científico de gran renombre, el doctor Isak Borg, quien una noche sueña con su propia muerte.
"Mi vejez es más bien solitaria. He llevado una vida de arduo trabajo, y estoy agradecido. Todo lo que comenzó como esa batalla cruel por el pan y la mantequilla ha terminado en un amor sincero por la ciencia," escribe Borg en su diario antes de irse a la cama y sufrir la pesadilla que lo hace despertar a su terrible soledad.
Así pues, el viejo doctor decide hacer su ego científico a un lado en pos de reconciliarse con los suyos y lograr darle sentido a su existencia antes de que sea demasiado tarde.
La "lección Borg", en lo futbolístico, la entendió el seleccionador alemán Joachim Löw, precisamente en la inútil victoria del depuesto campeón del mundo contra la misma Suecia. Teniendo el reloj encima, Löw hizo a un lado sus sofisticados discursos tácticos y metió al corpulento delantero Mario Gómez para vérselas con los zagueros escandinavos en esa batalla cruel por el pan y la mantequilla dentro del área.
Y es que, durante los últimos años, el sofisticado discurso científico de la táctica pareciera haberse adueñado del fútbol. Pareciera que aquel que no habla el lenguaje del "falso nueve", de las "transiciones" o del "juego posicional" no tiene lugar (o no debería tenerlo) en la mesa de la conversación de este deporte.
A final de cuentas, no solamente la Alemania de Löw, sino también los equipos más exitosos de la última década, tanto a nivel de selecciones como de clubes, han articulado narrativas complejas que hacen pensar que cuando saltan al campo ya van ganando dos a cero. En esas estábamos, cuando apareció la Suecia ya sin Zlatan...
Una Suecia que practica un fútbol practicable por cualquier equipo de amigos, compañeros de clase y colegas de trabajo en cualquier liga dominical de cualquier parte del mundo. Es uno en la portería, son cuatro atrás, cuatro en el medio y dos adelante. No hay ciencia más allá de eso.
Los holandeses semifinalistas del mundial pasado intentaron jugarles al Totaalvoetbal y acabaron eliminados a las primeras de cambio. Los italianos intentaron jugarles al Catenaccio y ahora están viendo el mundial por televisión.
Contra todo pronóstico, Suecia pasó a segunda ronda en su primer mundial en más de una década siendo el mejor equipo del grupo de la muerte y jugando el fútbol más simple de todo el torneo. Por ahí alguien mencionó que Suecia salió subcampeón de su propio mundial en 1958...
Justo el año del estreno de Fresas Salvajes, y de la historia del doctor Borg.
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