En el camino rumbo al título de la Copa Sudamericana 2014, Marcelo Gallardo desempolvó un viejo sistema táctico a fin de encontrar acomodo para su mejor futbolista, Leonardo Pisculichi. "Piscu" era un diez clásico y el "Muñeco" utilizó un 4-4-2 con rombo en medio campo para ponerlo detrás de Teo Gutiérrez y de Rodrigo Mora.
River alzó la Copa, pero Gallardo se dio cuenta que no podía seguir jugando así. Y es que, para que "Piscu" y los de arriba gozaran de total libertad, los laterales (Gabriel Mercado y Leonel Vangioni) debían permanecer bien amarrados atrás manteniendo la solidez defensiva. Al final, "Piscu" acabó sentado en la banca viendo cómo River alzaba la Libertadores 2015 gracias a un 4-4-2 con doble pivote donde todos atacaban y todos defendían.
La historia de River viene a colación del Mánchester City de Pep Guardiola. ¿Está robándose la Premier League el City gracias a su superioridad individual o gracias a su superioridad colectiva? ¿Es el City un equipo de "Piscus" o una escuadra donde todos atacan y todos defienden?
En mi humilde opinión, es más lo primero que lo segundo y la clave está en lo poco aventurados que son sus defensas laterales: Danilo y Kyle Walker. Teórica y prácticamente, los laterales cumplen su función ofensiva subiendo siempre por fuera para abrir espacios por dentro. Deben hacerlo siempre por fuera porque: a) son más rápidos y resistentes que los jugadores que juegan por dentro, y b) los que juegan por dentro naturalmente saben asociarse mejor.
En una escuadra como el City, donde los laterales no contribuyen ofensivamente subiendo por fuera, la generación de volumen de juego corre a cuenta de la calidad individual, tanto adelante como en la zona medular. El equipo de Guardiola gana sus partidos ligueros en cada regate de Leroy Sané, en cada balón filtrado de Kevin de Bruyne para los remates de Agüero o Jesús, en cada disparo de Bernardo Silva y en cada conducción del "Chino".
Pero si así los de adelante están solos en ataque, los de atrás también están solos en defensa. A diferencia del Bayern de Guardiola, la versión Champions 2013 dirigida por Jupp Heynckes era una escuadra donde los laterales atacaban (Alaba y Lahmm) y los volantes defendían (Ribery y Robben). Ese término de los "laterales-interiores" que el guardiolismo acuñó para justificar la limitada contribución ofensiva de los laterales en los esquemas de Guardiola quizá funcionó en la Bundesliga (y quizá esté funcionando en la Premier). Mas vencer no es convencer.
Fueron Julio Buffarini y Emmanuel Mas, los laterales del San Lorenzo de Almagro campeón de la Libertadores 2014, quienes le mostraron a Gallardo que en el fútbol ya se inventó el agua tibia y que el defensa lateral debe recorrer siempre toda la línea de cal para atacar y defender. En cuanto a Guardiola, deberá demostrarse si lo suyo es magia o alquimia cuando al City le toque jugar contra una escuadra que juegue mejor colectivamente; o bien, contra una con más pegada.
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